La censura privada en Internet: se sabe mucho, se habla poco


La no regulación formal sobre Internet tiene su lado negativo: la existencia de un escenario donde prima el más fuerte, al igual que en el “estado de naturaleza” de Thomas Hobbes. Esto permite que aquellos que tengan grandes capacidades de recursos se vean afectados en sus intereses y actúen produciendo daños sobre quienes pretendan ejercer el periodismo fundado en criterios de monitoreo o de  watchdog (“perro guardián”). El periodista estadounidense Brian Krebs sufrió en su blog un típico ataque del estilo DDoS que bloqueó la página. Es común que el foco de intentos de censura es te focalizado en gobiernos. El caso de la denuncia de Hillary Clinton sobre la intromisión del gobierno ruso en la convención del Partido Demócrata es un ejemplo reciente. Los hackeos, los trolleos, el ciberbullying, los ataques DDoS por parte de privados no figuran al tope de la agenda de los ataques de la libertad de expresión y de la actividad periodística. Los ataques DDoS han sido utilizados por actores como Anonymous para “castigar” a poderosos dentro de la red. Sin embargo, el instrumento está siendo usado por los propios poderosos para aplacar voces disidentes. La cuestión está abierta. Seguir creyendo en una horizontalidad al interior de la redes que no incorpore las asimetrías del mundo fuera de la red es una lectura idílica y errónea del “buen salvaje” de Jean-Jacques Rousseau.

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El ataque DDoS debe ser considerado en su afectación del trabajo periodístico


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