“La desinformación soy yo”


A las puertas de la elección presidencial en Estados Unidos, el Berkman Klein Center de la Universidad de Harvard publicó un trabajo sobre cómo se construye una campaña de desinformación en el país. En un mundo donde los trolls, los bots, las fake news, la desinformación y la posverdad son términos recurrentes en la comunicación política asociada a las redes, este trabajo es un nuevo intento por tratar de comprender estos fenómenos. El trabajo titulado “Mail-In Voter Fraud: Anatomy of a Disinformation Campaign” (“El fraude del voto por correo: anatomía de una campaña de desinformación”) y llevado adelante por Yochai Benkler, Casey Tilton, Bruce Etling, Hal Roberts, Justin Clark, Robert Faris, Jonas Kaiser y Carolyn Schmitt toma la comunicación en torno a un posible fraude en el voto por correo en la próxima elección del 3 de noviembre y los datos de la elección presidencial de 2016. Considera los mensajes posteados en las redes Facebook y Twitter en ambos períodos a partir de una combinación tanto de métodos cuantitativos como cualitativos. Y la conclusión es clara: la desinformación aludida no es producto de un fenómeno autónomo o propio de las redes. La campaña de desconfianza en torno al voto por correo tiene su origen en el propio presidente Donald Trump, en comunicados de la Convención Nacional del Partido Republicano y en medios tradicionales oficialistas como Fox News. Según esta investigación no hay tal cosa como las “granjas de trolls” rusas o la influencia de los “clickbaits” ( o ciber-anzuelos) de Facebook que tengan impacto significativo en las campañas políticas.

Este primer gráfico muestra la relevancia de los nodos de circulación de información sobre el tema del fraude del correo en las redes Twitter y Facebook entre marzo y agosto de 2020. El grueso del tráfico lo ocupan los actores institucionalizados, ya sean favorables a Trump y al Partido Republicano (rojo) o con inclinación hacia el Partido Demócrata (azul).

El gráfico muestra como la cuenta de Twitter de Trump está en el centro de la circulación de la información. El siguientes gráfico muestra los niveles de impacto, donde las comunicaciones por parte de actores institucionales se llevan la atracción.

Si se toman lo mapas de circulación con sitios y grupos referidos en Facebook, tnto a la izquierda o la derecha se observa que son sitios “militantes” (“partisan“) y que su tráfico es muy bajo.

Los vínculos a medios institucionales en Facebook, por el contrario, ocupan el rol central en cuanto a los movimientos de circulación de información.

El mapa de interacciones en Twitter muestra también una preponderancia de actores de la información de corte institucional.


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