El 21 de marzo de 2006 Jack Dorsey envió su primer tuit o tweet. Inauguró de esa manera, quizás de modo no intencionado, un sendero irreversible de cambio en los medios y el periodismo. En estos diez años la influencia de Twitter ha sido desequilibrante del viejo orden de cosas, incluso en el ámbito universitario. En pocos años, la rivalidad con Facebook se convirtió en un clásico de las redes sociales, hoy quizás también afectado por Instagram. Ambos crecieron de la mano de una ampliación del uso de dispositivos móviles en una interacción recíproca con celulares, tabletas y notebooks. La oposición Facebook-Twitter se funda, por un lado, en la extensión de los posteos – ilimitado en el primero; límite a 140 caracteres en el segundo incluido el link – ; por otro, en el criterio de club social del primero – en Facebook hay que hacerse “amigo” para seguirse mutuamente; Twitter permite el seguimiento sin necesidad de adaptación -. Como dijo alguna vez Manuel Castells en una conferencia en Buenos Aires y buscando armonizar ambos, que Facebook era para los ideólogos, mientras que Twitter era para revolucionarios. Con el paso de los años, los puristas y quienes aspiraban que Twitter se volviera un ágora habermaseano donde imperara un espeacio público de debate amplio y abierto, esta promesa no fue cumplida. Hoy Twitter incluye publicidad y hashtags sugeridos comercialmente, además de retroalimentarse en cierta cotidianeidad de los medios tradicionales que le quitó ese halo iluminista al que aspiraban tanto usuarios como teóricos de la comunicación. A pesar de todo, Twitter sigue siendo una vía para acceder a opiniones y personas que hace treinta años estaba sólo en la imaginación de escritores exquisitos de ciencia ficción.
El primer tuit de Jack Dorsey
El primer logo de Twitter
Hoy Twitter es actor empresario de peso