La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos marca un antes y un después en muchos aspectos de la política y la sociedad nortemaericana y global. Las variables a analizar son muchísimas, por lo cual nos detendremos sólamente en la relación política y medios de comunicación. El caso Trump muestra que algunos de los marcos teóricos de la era analógica, como la de Agenda Setting, presentan un rumbo enorme bajo la línea de flotación y estén significativamente escorados, casi a punto de zozobrar. La rival demócrata Hillary Clinton tuvo un apoyo por parte de los medios mainstream como nunca en la historia reciente del país. Y sin embargo, perdió. Otras, como la espiral de silencio de Elisabeth Noelle-Neumann parecen más vivas que antes. Las encuestas electorales también han sido una de las grandes bajas de esta elección. Un mes antes de las elecciones planteábamos las dudas de esa supuesta ventaja de Clinton a partir, de entre otras visiones, de los trabajos de Pablo Boczkowski y Eugenia Mitchelstein entre otros, relativos al desplazamiento de la centralidad de los medios “tradicionales”, cosa que se dió en la elección. El auge de las redes sociales hace que los medios tradicionales hayan perdido su capacidad de influencia de antaño. El mismo día de la elección, el movimiento en las redes así como la búsqueda en Google mostraban lo que sabría finalmente: mayor interés por Trump que por Clinton.
Trump hizo un uso mucho más intenso de las redes sociales de lo que parecía. En este sentido invirtió menos dinero en publicidad de campaña, ya que apostó a aquello que en marketing se llama “earned media“: que las redes hablaran de él sin tener que pagar por ello. En ese sentido, la campaña furiosa de los demócratas, los grupos liberals y el establishment mediático jugó, muy a su pesar, a favorecer la estrategia de Trump. Ambos candidatos gastaron mucho menos en avisos en televisión que en campañas anteriores.
Y Trump gastó mucho menos que Clinton, lo cual refuerza su estrategia de “earned media“.
El cambio es notable. Así como Barack Obama leyó la importancia de las redes sociales en la campaña del año 2008, Trump profundizó el uso “quirúrgico” de las redes sociales y los buscadores para favorecer su voto. Lo estrecho del margen hace que Estados Unidos sea hoy un país altamente conectado a las redes sociales, pero partido entre una perspectiva “liberal” (progresista) y otra conservadora/tradicionalista: la Bay Area convive con una versión “saudita” del American way of life, estado de situación que, para el politólogo argentino radicado en Estados Unidos, Ernesto Calvo, “… puede cambiar el futuro del país en formas impensadas“. Diagnóstico que también suscribe Francis Fukuyama , así como es percibido por encuestas de opinión. Como bien tituló en su edición de hoy el semanario alemán Der Spiegel, el triunfo de Trump es “El fin del mundo (así como lo conocemos)” / Das Ende der Welt (wie wir sie kennen).
Tapa de Der Spiegel del sábado 12 de noviembre de 2016