La Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica de Chile ha publicado un excelente y detallado trabajo de investigación sobre el uso de medios, redes sociales y contenidos periodísticos en el contexto de las manifestaciones que sacuden al país. El trabajo, de corte cuantitativo en base a encuestas de opinión pública, se denomina “Uso y evaluación de los medios de comunicación y redes sociales durante el estallido social en Chile“. La investigación estuvo a cargo de Daniela Grassau, Sebastián Valenzuela, Ingrid Bachmann, Claudia Labarca, Constanza Mujica, Daniel Halpern y Soledad Puente. Aquello que destaca el trabajo es la definición de una probable hipótesis a futuro que permita continuar o ampliar investigaciones en Chile y la región: a mayor frecuencia de uso de un medio, mayor es la crítica hacia el mismo. Estamos ante públicos activos y críticos, algo no menor. La televisión y los portales online son los canales que usan los chilenos para seguir las vicisitudes del país.
La televisión es el peor medio evaluado, mientras que la radio es el más confiable.
La enorme mayoría de los chilenos tiene una visión negativa sobre el trabajo de los periodistas en la cobertura de las movilizaciones que sacuden al país.
Uno de los aspectos que cuestionan los públicos es que la información brindada es parcial, lo cual resulta en una oferta de noticia acotada o con algún tipo de sesgo.
Al mismo tiempo, el grueso de la población pide que se brinden datos duros y favorece el chequeo o monitoreo del accionar del periodismo y los medios.
En cuanto al uso de redes sociales, la enorme mayoría de los encuestados accede a noticias por esta vía.
Whatsapp es la red que más consume tiempo por parte de los usuarios, seguida de Instagram y Facebook.
Esto no quita que los usuarios sean críticos de aquellos contenidos informativos que circulan en las redes, en particular Whatsapp. Los jóvenes son quienes mejor opinión tienen sobre este tipo de contenidos.
Es interesante el caso de Whatsapp, ya que ermite una acción vertical de acceso a información a contenidos de noticias, así como una de corte horizontal entre conocidos.
En cuanto a desinformación o fenómeno de fake news, si bien la población tiende a creer aquelos contenidos periodísticos que han sido distribuidos por medios y redes y que son contrastables, hay contenidos dudosos que sí tienen espacio para ser aceptados como veraces.
Las noticias chequeadas y con rasgos de credibilidad son más presentes que las consideradas falsas. Sin embargo, en contraste con la presencia de estas en Estados Unidos, es mucho mayor en Chile.
Los menores de 25 años son los más predispuestos a creer en noticias falsas.
Finalmente, en cuanto al monitoreo de noticias o fact-checking, un poco más de la mitad de la población conoce la actividad.
Esta actividad es conocida primordialmente por sectores de altos ingresos y que se informan vía diarios sobre papel y diarios online.