El periodismo de calidad no pasa por un buen momento. Los trabajos de investigación que requieren a veces meses de trabajo paciente, chequeo de datos y fuentes, dificultad para conseguir documentos clave, hace que el mismo sea costoso en términos monetarios. Enfrente, es cada vez más frecuente la circulación de contenidos destinados a difundir la visión de determinados grupos de interés o con el objetivo de manipulación política de la población, aquello que en el mundo anglosajón se denomina propaganda (que no debe confundirse con publicidad comercial). Así, es relativamente fácil hoy generar y distribuir por las redes socialescontenido con aparente diseño de “noticia”. El planteo del presidente francés Emmanuel Macron en una conferencia de prensa conjunta con Vladimir Putin – realizada en París el 29 de mayo – ha puesto en el plano institucional, formal, que la existencia o no de periodismo de calidad es parte ya de agenda de las relaciones internacionales. Macron acusó a los medios rusos Russia Today y Sputnik de ser instrumentos de manipulación política cuya objetivo puntual fue perjudicarlo en la última campaña presidencial francesa. La distribución de contenidos dudosos mediante un soporte de diseño de apariencia periodística ya no es solamente analizable como un elemento de proyección doméstica que tiende a debilitar el concepto de ciudadanía y al sistema democrático, sino que es parte ya de un juego donde un país pretende influir en otro en los campos político, económico, social y cultural.
La conferencia de prensa de Emmanuel Macron y Vladimir Putin marca un hito en el papel del periodismo.