El 7 de junio de 2015 se realizarán las elecciones federales en México para elegir 500 diputados del Congreso de la Unión. El proceso se ha visto afectado por el protagonismo de cambios inminentes en tecnologías de información y comunicación en el país. En efecto, en el 2015 se debería avanzar profundamente en el apagón analógico que impulse una generalización de la Televisión Digital Terrestre (TDT); se lanzarían dos canales de televisión digitales nacionales; debería realizarse la licitación del proyecto de la red mayorista compartida; y debería replanificarse el espectro radioleléctrico para incorporar nuevas bandas al servicio de telefonía móvil. El subsidio o la abierta distribución de televisores con tecnología digital, así como una oferta notable de ancho de banda a disposición de los usuarios, así como, para citar un ejemplo, el ingreso de nuevos grupos empresarios al mercado de la televisión y la telefonía móvil, serían ingredientes desequilibrantes en el contexto de la elección general que favorecerían al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ante esta situación, fuerzas opositoras han pedido la postergación o un ritmo más lento de las decisiones a tomarse, cosa que no formen parte de una eventual manipulación hacia el electorado.
La elección de los diputados mexicanos sospechada por un clientelismo 2.0