El fenómeno de la desinformación, de las fake news, ha generado mucho revuelo en los últimos años. Una información errónea o voluntariamente falsa ha sido aceptada como un factor que afecta la capacidad de decisión del ciudadano y, por lo tanto, impacta sobre la calidad de la democracia de una sociedad. El hecho que generalmente es presentado con un feceto de excesiva relevancia sobre el sistema político es relativizado por un artículo de reciente publicación. El mismo se titulo “Misinformation on Misinformation: Conceptual and Methodolical Challenges” (“Desinformación sobre la desinformación: desafíos conceptuales y metodológicos”) y fue publicado en la revista Social Media + Society, Volumen 9, Edición 1, de enero de 2023 por Sacha Altay, Manon Berriche y Alberto Acerbi. Los autores identifican seis elementos que suponen concepciones erróneas acerca de la desinformación. Estas son:
- Las redes sociales son el villano perfecto: los trabajos acaémicos y el discurso que circula en la opinión pública es achacar a las redes la distribución de las fake news; Internet es considerado como el espacio contaminado por información o noticias de baja calidad
- La desinformación debería ser evaluada en el contexto del ecosistema de la información, que incluya el consumo de noticias en su totalidad así como la tedencia de un sector de la población de evitarla; hay una percepción no confirmada por trabajos empíricos que las noticias falsas circulan más rápido y profundamente que las de calidad
- Los trabajos deberían reconsiderar los conceptos de “falso” (“fake“) y el de verdadero (“true“) ya que que tienen un impacto considerable sobre la teoría y el discurso público
- Es necesario mayor cantidad de trabajos, tanto cualitativos como cuantitativos, sobre el uso de los contenidos por parte de la población; hay una preconccepción que el común de la población acepta los contenidos que circulan en la red de manera acrítica
- Es muy probable que la gente afectada por la desinformación esté sobreestimada al usar mal las respuestas en encuestas del tipo “No sé” o “No estoy seguro”; está presente un supuesto que una porción significativa de la población está mal informada
- La población consume contenidos y noticias que confirman sus sesgos; esto hace que el impacto de las “noticias falsas” tenga menos impacto sobre el común de la ciudadanía
Para los autores, los trabajos sobre desinformación requieren más trabajos para conocer con más profundidad los procesos cognitivos al momento de consuir noticias. El uso del concepto “desinformación” que predomina hoy en día necesita de mayores trabajos ya que su base conceptual y metodológica es endeble.