En un mundo donde la información pasa por soportes online, base de datos, y buscadores como herramientas indispensables para el periodismo investigativo, un nuevo horizonte se asoma. El poder de los algoritmos es cada vez mayor, como queda de manifiesto en el paper de Nicholas Diakopoulos, de la Universidad de Maryland, Algorithmic Accountability: Journalistic Investigation of Computational Power Structure. Aquello que debería encarar el periodismo es también poner el acento en las fuentes y en los procesos de selección de datos, ya que estos no son precisamente transparentes. Si una de las vertientes del periodismo es hacer watchdog sobre las instituciones para de esa manera fortalecer el proceso de accountability o rendición de cuentas de los funcionarios hacia los ciudadanos, ¿en qué medida el periodismo no debe hacer también monitoreo o watchdog (usamos estos términos ahora indistintamente) sobre los procesos de búsqueda de datos, en particular, sobre los algoritmos para saber si una información publicada es correcta o no lo es? Esto supone un nuevo tipo de periodismo dentro del monitoreo, el periodismo de datos que pone el foco en el input y no sólamente en el output y el diseño de la presentación de datos. Es una versión “ingenieril” del periodismo. Implica nuevas formaciones, nuevas aproximaciones éticas, y nueva concepción acerca de “lo público” y “lo político”. El periodista, ¿debe girar hacia atrás y chequear los procesos dónde busca información?